Pero esto es medicina milenaria, ¿no? Por algo se usará.
En realidad fue inventada hace unos 200 años. En esa época, por ejemplo, no se conocían los virus y bacterias como causantes de muchas enfermedades. La gente moría de enfermedades que hoy en día tienen fácil cura gracias a la medicina basada en el método científico. En cualquier caso, que un remedio sea milenario no lo convierte en bueno. En algunas culturas antiguas se consideraba que los sacrificios humanos evitaban plagas o enfermedades y no por ello funcionan.
¡No tiene efectos secundarios!
El aire tampoco y no por ello cura enfermedades. Es cierto que la homeopatía carece de efectos secundarios: ¡es sólo agua! Pero, cuando se toma un medicamento, se espera tratar una enfermedad y los tratamientos homeopáticos no han demostrado tener la capacidad de hacerlo.
Pero a mí me funciona. ¿Cómo podéis decir que esto es inútil?
Hay personas que se caen de un tejado y sobreviven. ¿Es este un argumento para decir que no es peligroso? La homeopatía funciona como otros
placebos: el paciente se cree tratado y con esperanzas de curación y, por tanto, puede mostrar ciertas mejorías en algunos casos. Los medicamentos científicamente probados no sólo poseen la cualidad del efecto placebo, sino que además tratan la enfermedad de forma adecuada y testada. En muchos casos, además, lo que se tiene son claros ejemplos de
regresión a la media o remisión espontánea.
De todas formas, ¿qué mal hay en tomarlo, si no hace daño?
Muchos pacientes deciden abandonar sus tratamientos médicos por productos homeopáticos debido a la ausencia de efectos secundarios o a recomendaciones de otras personas. Hay decenas de casos de pacientes que han abandonado tratamientos con una alta probabilidad de éxito debido a la homeopatía, en muchas ocasiones con el resultado de que el enfermo ha acabado muriendo. Cada persona es libre de tomar lo que quiera o incluso a rechazar tratamiento médico, pero también tiene derecho a estar informada y a no caer en tratamientos milagrosos que no pueden curar.
Si no funciona, ¿por qué se vende en las farmacias?
Como dijo el responsable de Boots en la comisión del parlamento británico,
“lo vendemos porque la gente lo compra”. Como se explica en la pregunta “
¿Un médico me puede prescribir homeopatía?”, los productos homeopáticos no requieren demostrar ninguna efectividad para ser comerciales y, dado que son solo agua, no poseen efectos secundarios adversos que obliguen a utilizar recetas. Las farmacias son negocios y han encontrado una forma fácil de hacer dinero amparadas en una legislación ambigua y en la permisividad de las autoridades sanitarias.
¿Es lo mismo homeopatía que remedios naturales, remedios herbales o cosas similares?
No. La homeopatía, como se explica en
Historia de la Homeopatía, consiste en diluir un producto químico tantas veces que al final no existe ninguna molécula de dicho compuesto en el producto y se atribuye el poder curativo a la memoria de agua. Algunos remedios naturales o herbales pueden tener alguna base científica para uso médico, mientras que otros carecen de pruebas que apoyen su uso terapéutico. En cualquier caso, su efectividad suele ser limitada y nunca es milagrosa. Esto es debido a que los componentes químicos que tratan la enfermedad en cuestión, denominados principios activos, no suelen estar concentrados en estos remedios. En los remedios homeopáticos, en cambio, los componentes químicos han desaparecido por completo durante el proceso de elaboración, y su efecto terapéutico real es, por tanto, nulo.
Pero existen medicamentos homeopáticos que contienen además productos naturales.
Sí, pero se trata simplemente de una argucia de los fabricantes para aprovechar la peculiar situación legal de los productos homeopáticos.
¿Es cierto que la homeopatía trata al enfermo, mientras que la medicina convencional sólo trata la enfermedad?
Sí y no. La medicina convencional trata la enfermedad, en efecto, pero procurando personalizar al máximo el tratamiento. Por otra parte, que los homeópatas afirmen que ellos “tratan enfermos” no quiere decir, como puede pensarse, que proporcionen un tratamiento más completo, sino todo lo contrario: de acuerdo con la doctrina de Hahnemann, las enfermedades como tales no existen, de modo que lo que hay que tratar son los síntomas (y sólo los síntomas) que experimenta el enfermo, teniendo en cuenta además una serie de características que la mayoría de las veces no tienen nada que ver con sus dolencias y que en ocasiones llegan al absurdo, como el color de sus ojos, la postura que adopta en la cama para dormir, si se ensucia mucho o poco la ropa o los sueños que haya tenido últimamente. Un tratamiento homeopático para el dolor de cabeza se fijará tan sólo en ese síntoma (el dolor de cabeza) y aspectos tales como si el paciente es diestro o zurdo, el tipo de películas que le gustan y su comida favorita, pero no se preocupará en absoluto de determinar si el dolor de cabeza es una simple cefalea o se debe a un tumor cerebral.
¿Un médico me puede prescribir homeopatía?
En la práctica, sí, amparado en una legislación muy ambigua. Los médicos pueden recetar (y los farmacéuticos preparar) medicamentos destinados de forma específica para un paciente. Todos los medicamentos, incluidos los homeopáticos, deben cumplir tanto la
Ley de garantías y uso racional de los medicamentos y productos sanitarios (Ley 29/2006) como el
Real Decreto 1345/2007, que, en principio, obligan a que cualquier tratamiento
demuestre su eficacia para que se autorice su comercialización. Si embargo, las propias normas establecen una única excepción a este régimen:
los productos homeopáticos pueden ser autorizados sin necesidad de demostrar eficacia alguna. Se trata de una trasposición de la normativa de la Unión Europea, que permitió este régimen excepcional debido a las presiones de la industria homeopática, especialmente la francesa, que de otro modo hubiese tenido que retirar del mercado sus productos ante la imposibilidad de demostrar que sirvan para algo.
A pesar de que este trato de favor se introdujo en España en 1994, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) no ha autorizado aún ni un solo producto homeopático, si bien hace la vista gorda en cuanto a su venta. Por otra parte, los intentos de elaborar una normativa específica para los tratamientos homeopáticos y otras terapias “alternativas” han fracasado debido a la oposición de las diversas comisiones encargadas de su estudio, que no han podido encontrar ninguna evidencia de que resulten eficaces para nada, por lo que en la actualidad existe un vacío legal que permite que médicos y personas que no lo son, incluso que carecen de titulación alguna, puedan prescribir homeopatía.
¿Por qué la homeopatía parece eficaz en animales?
En el caso de los animales,
estudios recientes utilizando placebos apuntan a que los cuidadores tienden a pensar que el animal mejora aun cuando no existe realmente un tratamiento ni una mejora relacionada con él. Dado que la homeopatía funciona como un
placebo, los cuidadores y veterinarios pueden verse influenciados de igual forma. Además, no hay suficientes indicios que apunten a que los animales tratados homeopáticamente mejoren en el desarrollo de sus enfermedades ni siquiera considerando el efecto placebo antes mencionado.
¿Por qué la homeopatía parece eficaz en niños?
Los estudios realizados en niños utilizando productos homeopáticos no han demostrado ser más eficaces que el efecto placebo. Existen algunos estudios, normalmente patrocinados por empresas homeopáticas, que defienden mejorías en los pacientes de ciertas enfermedades. Sin embargo, dichos estudios nunca se realizan usando doble o triple ciego (necesario para evitar el prejuicio del investigador), número de muestras significativas o incluso controles simples con placebos.
Por otra parte, muchísimas dolencias infantiles mejoran con el paso del tiempo y algunas llegan a desaparecer con la llegada de la adolescencia. Muchos padres llegan a creer que el asma o los cólicos de su hijo desaparecieron gracias a la homeopatía, sin darse cuenta de que en los niños que no reciben ningún tratamiento específico (o sólo un tratamiento para el alivio de los síntomas) estas dolencias también desaparecen.
¿Un homeópata tiene un título oficial que acredite sus conocimientos?
Existen multitud de títulos homeopáticos, algunos de los cuales pueden obtenerse mediante cursos
online de apenas unos minutos. Por otra parte, aunque la legislación española permite autorizar los productos homeopáticos como medicamentos sin necesidad de demostrar que sirvan realmente para algo, la Agencia de Medicamentos no ha autorizado ninguno, por lo que en principio puede recetarlos cualquiera. Además, ¿qué conocimientos requiere un especialista para recetar productos que de cualquier forma no han demostrado ser efectivos?
¿Cómo me podéis demostrar que el agua no tiene memoria?
No se puede demostrar que carece de memoria, igual que no se puede demostrar que no existen duendes. ¡Siempre habrá una excusa para explicar por qué no los vemos o encontramos su rastro! Lo que se podría demostrar es que el agua tiene memoria. Sólo haría falta una prueba al respecto, y nadie la ha presentado todavía. El único intento serio
fue presentado hace unas décadas por el Dr. Benveniste y posteriormente se dejó claro, más allá de cualquier duda razonable, que se trataba de un estudio fraudulento. Curiosamente, según los defensores de la homeopatía, el agua sólo recuerda lo que a ellos les interesa y no el resto de productos que han estado en contacto con ella.
Por otra parte, muchos remedios homeopáticos se presentan en forma de gránulos o píldoras de sacarosa y lactosa que fueron impregnadas con el agua supuestamente “dinamizada”, pero que acaba evaporándose. ¿Qué queda entonces de la memoria del agua, hay que creer también en la memoria de la lactosa?
Todo esto, ¿no será una campaña de la industria farmacéutica para desprestigiar a la homeopatía?
No. Estas páginas han nacido de la iniciativa de un grupo de ciudadanos preocupados porque la pseudociencia cada vez parece avanzar más. Aparte de esto, no hay que olvidar que la homeopatía forma parte de la industria farmacéutica, y también existen importantes multinacionales, con muchos miles de millones facturados al año, dedicadas al negocio de la homeopatía. La única diferencia es que, según su contabilidad, las industrias homeopáticas gastan mucho menos dinero en investigación, puesto que no tienen que molestarse en comprobar si sus productos funcionan y en demostrarlo ante las autoridades sanitarias. Por otra parte, algunas compañías fabricantes de productos homeopáticos pertenecen a multinacionales farmacéuticas, así que sus intereses no son contrapuestos, sino todo lo contrario.
Imagina una esfera de agua con un diámetro de 150 millones de kilómetros (es la distancia que hay entre la Tierra y el Sol). La luz tarda ocho minutos en recorrer esa distancia. Imagina una esfera de agua de ese tamaño con una molécula de una sustancia disuelta en ella: eso es una dilución 30 CH.