Vulnerabilidad a la conversión.

Una gran parte de la población, según Eric Hoffer son "creyentes verdaderos". Son seguidores... gente que da a otros su poder. No buscan dentro de sí mismos ese poder y autodeterminación, sino que lo buscan fuera.
Hoffer, autor de "El verdadero creyente", nos dice que "los verdaderos creyentes no pretenden potenciar ni mejorar su propio yo, sino que están deseando librarse de un yo no querido. Son seguidores, no porque deseen avanzar ellos mismos, sino porque eso puede satisfacer su pasión de renunciar a su yo". Hoffer dice también que los verdaderos creyentes "están eternamente incompletos y eternamente inseguros".

Ellos son tierra abonada para que florezca el fanatismo. No creen en sí mismos realmente. Curiosamente, todas las religiones y cultos son construidas sólidamente por individuos sumamente vacíos de potencial personal. Pero no sólo en religiones, también en política u organizaciones cuyo objetivo son causas sociales. Son sus fanáticos.

Curiosamente siempre hay "un enemigo", que puede ser un demonio o u opositor político..., es algo fundamental para movilizar a una masa de gente. Algunas asociaciones, las llamadas "de autoayuda o potenciadoras del yo" no son tan ingenuas como para pedir a sus miembros que se afilien a ellas, típico del comportamiento de una secta, pero, percibiremos claramente que el "enemigo" es todo aquel que no comparte sus ideas.